Posicionamiento del Grupo Parlamentario del Partido del Trabajo, ante la V Legislatura de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal

Posicionamiento del

Grupo Parlamentario del Partido del Trabajo, ante la

V Legislatura de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal

17 de septiembre de 2009

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Presidenta de la Mesa Directiva de la Asamblea Legislativa;

Jefe de Gobierno del Distrito Federal;

Compañeras diputadas y compañeros diputados de la V Legislatura;

Distinguidos invitados;

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Este año,  la economía nacional descenderá cerca del 10 por ciento; este año, tendremos el mayor número de desempleados, de migrantes y de pequeñas y medianas empresas quebradas, que los mexicanos de mi generación hemos vivido jamás

Este año, el número de asesinados por el crimen organizado será mayor a los muertos en la guerra de Irak; gracias a un Estado neoliberal fallido.

Este año, 13 mexicanos multimillonarios están ganando 1.9 millones de dólares al día (PNUD), mientras que 20 millones de mexicanos ganan apenas el equivalente a un dólar diario.

Este año, los medios masivos de comunicación más poderosos, y las reformas recientes en el sistema educativo, han hecho más por desnacionalizar a los mexicanos que la invasión estadounidense de 1847.

Este año, los mexicanos estamos padeciendo la peor crisis económica, política, social, cultural, y de seguridad, en casi un siglo.  Se la debemos al neoliberalismo promovido por los Gobiernos Federales, durante los últimos 27 años; y las recientes intenciones del Ejecutivo Federal, así como su propuesta fiscal, no harán más que empeorar la crisis.

Siendo de izquierda la expresión política de la mayoría de los ciudadanos del D.F. que votaron el pasado 5 de julio; el Grupo Parlamentario del Partido del Trabajo está convencido que se nos identificó como la izquierda de la izquierda. Por ello, nos sentimos obligados a proponer lineamientos económicos y políticos de un proyecto alternativo de nación expresado en esta Ciudad Capital; y obligados a convocar a esta Legislatura y al Jefe de Gobierno a emprender un proyecto así desde este año.  Un proyecto que proporcione soluciones de fondo, a la altura de las necesidades de los ciudadanos; un proyecto sustentable que tenga a la ética de la equidad social como eje de sus acciones.

Antes de trazar brevemente esos lineamientos, queremos dejar asentado que el PT respalda el cumplimiento de los compromisos para el 2010, establecidos por el Gobierno de la Ciudad –encabezado por Marcelo Ebrard-; y, por lo tanto, el endeudamiento necesario de 5 mil 500 millones de pesos. Compromisos en programas sociales como los de adultos mayores, Prepa Sí, uniformes y libros escolares gratuitos y mejoramiento barrial. Compromisos de infraestructura y de obras –la línea 12 del metro y las 10 líneas previstas de metrobus, el drenaje profundo, la sustitución de asfalto con concreto hidráulico y el rescate de barrios y avenidas-; porque entre otras razones permitirá la generación de 60 mil empleos.  Compromisos en materia de seguridad pública para erradicar los secuestros y los robos, que cada día afectan más a las clases populares y medias. Así como nuevos compromisos en materia de derechos humanos y laborales y construcción de vivienda.

Afirmamos que buscaremos la descentralización definitiva, para el Gobierno del Distrito Federal, de la educación básica con los recursos correspondientes; que propondremos la constitución del mayor número posible de Centros de Desarrollo Infantil, y la universalización de los desayunos escolares en la educación básica pública; así como la búsqueda de un nivel educativo medio-superior, con salidas de capacitación para un trabajo de calidad. Los jóvenes y las mujeres de las clases populares y medias tendrán las capacidades para ejercer sus derechos con equidad.

La escasez de agua es de los problemas estructurales más importantes del D.F.  Las propuestas del Gobierno para reducir el consumo promedio diario por persona son necesarias más no suficientes.  El volumen de agua que extraemos de los acuíferos es mayor que el que se recupera por la lluvia; y la explotación del Cutzamala ya no da más.  Debemos estudiar las viabilidades de diferentes alternativas para la captación de aguas pluviales; por ejemplo, en las unidades habitacionales, en las que vive cerca del 30% de la población.  Habrá que encontrar, rápidamente, la forma de dotar de más agua potable a varios sectores de Iztapalapa.

Antes de abordar un proyecto económico alternativo que estimule el crecimiento y tienda hacia la generación de pleno empleo, debemos emprender uno muy amplio que integre el abasto barato de alimentos y el apoyo a los mercados públicos; previendo riesgos de hambrunas en zonas de pobreza extrema de la Capital, dada la profundidad de la crisis.

¿Qué proyecto económico alternativo proponemos?

El Grupo Parlamentario del PT está decidido a vincular una política económica anticíclica –que formaría parte de una ley nacional de emergencia económica- con una transformación de largo alcance del modelo neoliberal, aún dentro de los límites que la Federación nos tiene fijados.

Para ir más allá de circunscribirse al gasto público y al apoyo a pequeñas empresas, debemos constituir un fondo que funcione como un banco de desarrollo para crear y fomentar, desde ahora y a largo plazo, la producción de bienes y servicios de alto valor agregado mediante cadenas de valor, competitivas, de pequeñas y medianas empresas, tanto del sector servicios, como de la industria limpia. Estas redes deberán incluir a las instituciones de investigación de las universidades públicas de la capital.  También, de manera importante, el fondo deberá crear y fomentar una economía popular sustentada en cooperativas u otras formas de organización social, que sean económica y financieramente viables.

Será  un Fondo Mixto de Promoción del Desarrollo Económico de la Ciudad de México con recursos públicos, privados y sociales, cuyo Comité Técnico se conformará con los tres sectores. Se constituirá no sólo un Consejo de Reactivación Económica sino un verdadero Pacto para el Desarrollo Económico de largo aliento para la Ciudad, concretando los mecanismos de fomento y financiamiento y las matrices de compromiso que obliguen a cumplir, a cada uno de los sectores, sus responsabilidades.

El Pacto fijará también las localidades donde se impulsarán, desde ya, los nuevos polos de desarrollo económico y social. Mostrando así, a los ciudadanos capitalinos, y por conducto de ellos al país, algunos rasgos esenciales de un proyecto económico alternativo al neoliberal.

La política fiscal correspondiente debe ser heterodoxa. Si no podemos gravar las transacciones financieras, sí podemos cobrar el agua –desde el primer metro cúbico- con tarifas diferenciadas, conforme al nivel del ingreso medio per cápita de la población que habita en cada unidad territorial del Distrito Federal. Así, la distribución del agua se cobrará como una contribución que, un Gobierno que busca una mayor equidad, le impone a las familias de mayores ingresos de la Capital, para pagar los costos que significa llevar agua potable a todas las colonias de esta gran Ciudad. Y, con este mismo sentido, deberá incrementarse sustancialmente, a partir del próximo año, la tenencia para carros lujosos nuevos. Un ajuste solidario, en tiempo de crisis.

Nuestro Grupo Parlamentario impulsará la creación de un Programa de Defensa al Usuario Bancario y al usuario de las Casas de Empeño. Algo similar a la Condusef, con la diferencia de que se le dará el poder para que, a través de la Secretaría de Finanzas del Gobierno del DF, excluya de sus operaciones financieras a aquellas instituciones que cometan abusos, objetiva y previamente definidos.

¿Qué proyecto político alternativo proponemos?

Antes de proponer el proyecto político alternativo, debemos exigirle al Constituyente permanente una reforma política que, al crear el Estado del Valle de México, nos permita, a todos los ciudadanos de esta ciudad, gozar de los mismos derechos que disfrutan los demás ciudadanos de la República.

La ciudadanía, además de participar en las elecciones, busca otra manera de hacer política. Busca que el centro de gravedad de lo político no esté situado solamente en los partidos, las elecciones y los órganos de gobierno. La resistencia al neoliberalismo va de la mano con los esfuerzos por ir más allá de la democracia liberal representativa.

Hay síntomas, en los sectores populares y medios, de una expresión política post liberal de las masas, por las masas: una participación que empieza por jalar el centro de gravedad de lo político hacia los espacios públicos de la sociedad. Permitiendo que no sean solamente los ciudadanos que gobiernan los que se empoderen; permitiendo, de hecho, la formación de poderes populares; poderes que son el contrapeso a los poderes fácticos neoliberales; poderes ciudadanos que los gobernantes de izquierda deben ayudar a construir para avanzar en la transformación de nuestra realidad económica, social, política y cultural.

No estoy hablando de una sustitución, sino de una combinación de la democracia liberal representativa con la democracia post liberal participativa. Esta última, no puede ser contenida dentro de la forma liberal. Como ejemplo, los municipios autónomos de Chiapas y el presupuesto participativo de Porto Alegre. Porque la democracia no se agota en su encarnación liberal.  Hay democracia, como poder popular, más allá de lo electoral.

Es un segundo circuito de lo político, dentro del marco de una democracia post liberal: el que tiene que ver con el empoderamiento de los ciudadanos en términos de la formación de sus capacidades de deliberación y decisión –y, por lo tanto, en la ampliación de sus libertades positivas- al asignar, conforme a sus intereses locales, los recursos públicos correspondientes. Se trata del presupuesto participativo guiado por el principio de la línea de masas, es decir, etiquetado por la gente para su beneficio.

Porque la Ley de Participación Ciudadana vigente se quedó en una transición interrumpida entre el marco de una democracia liberal y el de una post liberal. Otorga facultades a la ciudadanía, pero sólo de carácter consultivo.  Actualmente, los comités ciudadanos no funcionan y el cambio de dirigentes ya se retrasó varios años. Propondremos que esta Ley se modifique para que llegue a buen puerto: uno post liberal.

Proponemos cambios en la Ley de Planeación. Esta no puede circunscribirse a un papel técnico, como ejerce la tecnocracia hacendaria de los gobiernos federales neoliberales. La planeación deberá ser democrática, tanto liberal, como post liberal: basándose tanto en las decisiones de los representantes electos a ambos órganos de gobierno, como en las decisiones que resulten de la participación directa de los ciudadanos.

El Grupo Parlamentario del Partido del Trabajo está convencido que proyectos económicos y políticos de esta naturaleza deben ser proyectos  alternativos después de 27 años de neoliberalismo; y, por lo tanto, una demostración en los hechos, a los ciudadanos de la Ciudad Capital y del resto del país, de lo que la izquierda puede hacer para transformar la realidad que padece.

Muchas Gracias.

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