Elecciones y diálogo la propuesta de Siria para enfrentar el conflicto armado

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Elecciones y diálogo la propuesta de Siria para enfrentar el conflicto armado

Caracas, 13 Mar. AVN.- Diálogo y elecciones, tales han sido los dos mecanismos que ha promovido el gobierno de Bashar Al-Assad para salir de la espiral de violencia que recorre a Siria desde hace un año.

Las reformas no son novedad para los sirios, tampoco las sanciones desde el exterior. Mientras el resto de los países de la región han sido sorprendidos por la ola de protestas y descontento de la denominada «primavera árabe» y la mayoría padece monarquías hereditarias, ya en 2004, en Siria, se había anunciado la creación y autorización de nuevas entidades financieras privadas y para 2009 el país tenía su propia Bolsa de Valores.

El ingreso a la Organización Mundial de Comercio fue uno de los episodios más claros que reflejaban el nuevo rumbo de esa Nación.

«Ningún país en el Medio Oriente, incluyendo aquellos que adelantaron una tergiversada y traicionada «primavera árabe» logró adelantar un porcentaje ínfimo de las reformas y transformaciones democráticas como las que realizó el Gobierno Sirio, abarcando, no sólo leyes que atañen las libertades públicas, los derechos humanos y una vida genuinamente democrática, sino sancionando una Constitución refrendada por el pueblo en casi 90% de los votantes», explica el analista internacional Raimundo Kabchi en su más reciente artículo difundido por medios alternativos venezolanos.

Este martes, por tercera vez en menos de un año, se ha llamado a elecciones; el próximo 7 de mayo se eligirá al Consejo del Pueblo, órgano legislativo del país; sin embargo, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, de la mano de Estados Unidos y la Unión Europea, insiste en interferir en las decisiones internas de Damasco.

Durante un año miles de ciudadanos han salido a las calles una y otra vez para ratificar el mandato de Bashar Al Assad, hijo del ex presidente Hafez Al Assad (1970-2000) quien en 1973 llevó a cabo un referendo nacional para aprobar la actual Constitución, ahora recién reformada.

Pero las voces del pueblo son desoídas por la prensa internacional que haciéndose eco de los voceros de las potencias sembradoras del caos en la región, declaran una y otra vez que sólo una «transición pacífica» garantizará la paz en Siria. De las consecuencias sociales que ocasionan las sanciones de EEUU desde hace más de 5 años, esa prensa no reporta.

«Transición pacífica» es el eufemismo utilizado para justificar intervenciones tan violentas como la ocurrida en Libia o para ocultar episodios de injerencia como el registrado en Yémen con la «salida» de Saleh.

Los partidarios de la guerra no son anónimos. Durante la jornada de hoy en el Consejo de Seguridad de la ONU, el representante sirio, Bashar Al-Jaafari, denunció que el propio Presidente de la Asamblea General, el catarí Nasser Bin Abdulaziz Al-Nasser, ha dejado en claro su postura que hace caso omiso a todos aquellos países «que están en desacuerdo con la intervención en los asuntos internos de Siria y hacen hincapié en la necesidad del diálogo y de preservar la estabilidad y lograr los intereses de su pueblo».

Una de las voces del diálogo ha sido la del canciller ruso Serguei Lavrov, quien pese a las presiones de la Casa Blanca, ha reiterado que cualquier tentativa futura de resolución en el Consejo de Seguridad de ONU desconocedora de las partes del conflicto sirio será vetada.

Otro tanto viene desarrollando China, opuesta a la agresión contra Siria. Hoy, el vicecanciller chino Tchang Tung trató con el secretario General de la Liga Arabe, Nabil Al Arabi, lo relacionado con la crisis siria y las alternativas para solucionarla pacíficamente.

Está claro que una de las partes del tal conflicto es el gobierno y la gran mayoría del pueblo; del otro lado está la «oposición; palabra que abarca a «más de siete sectores hostiles entre sí en su postura y solo los une el deseo de tumbar al gobierno y los separan temas fundamentales como el alzamiento armado, la intervención militar extranjera, la alianza con Al Qaeda», detalla Kabchi.

El financiamiento de estos grupos tampoco es un secreto, Turquía los ha apoyado y en un par de ocasiones militares franceses se han encontrado entre sus filas. Incluso, Qatar ha abogado por proveer de más armamentos a los grupos terroristas.

Rusia ha sido secundada por China, Irán, Líbano y los países miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestramérica (Alba), además del propio pueblo sirio que, en cohesión con su gobierno ha logrado «enfrentar las adversidades y abjurar del complot internacional», agrega Kabchi.

Qatar, un emirato árabe del Golfo Pérsico y gran aliado de Occidente y la Liga Árabe, en la cruzada contra Bashar Al Assad, se ha plegado a los designios de los operadores del caos. Las palabras en favor de la «democracia» de los voceros de estos gobiernos recorren la prensa internacional.

Lo que se ha dejado de lado en las noticias internacionales es que estos mismos aclamadores del cambio en Siria niegan a sus propios pueblos elementos como Constitución, organizaciones políticas independientes o independencia parlamentaria, claves de lo que occidente entienden por democracia moderna.

Neirlay Andrade / AVN

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