México: No le sirvió al PAN ofertar la cabeza de Juanito por la Delegación Miguel Hidalgo y Cuajimalpa

No le sirvió al PAN ofertar la cabeza de Juanito por la Delegación Miguel Hidalgo y Cuajimalpa

Carmen Mancera

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El pasado 7 de septiembre, el Tribunal Electoral del DF anuló el triunfo del panista Demetrio Sodi como munícipe a la Delegación Miguel Hidalgo por violaciones a la ley electoral. El 30 de agosto se publicó en Notisistemas, según fuentes del Grupo Reforma y Milenio TV, una información donde Demetrio Sodi de la Tijera, candidato electo y destituído de la Delegación Miguel Hidalgo (del mismo partido que el presidente mexicano Felipe Calderón) le plantea al Jefe de Gobierno de la ciudad de México, Marcelo Ebrard Casaubón, que le convendría aceptar su triunfo en la demarcación; ya que «necesitará» el apoyo del PAN y la oposición para gobernar. Le dijeron que no son la Miguel Hidalgo ni Cuajimalpa (otras delegaciones en disputa) el problema central; sino Iztapalapa. Esto ha sido tomado por analistas políticos como una sugerencia u oferta de apoyar a Ebrard para desbancar o controlar al delegado electo de Iztapalapa “Juanito”, con el apoyo del PAN y, según se sugirió, del PRI, para sacrificar a la delegación de Iztapalapa y ponerlo así en cintura a cambio de las delegaciones antes mencionadas.

Los periódicos de centro y derecha en México han tratado de alentar o crear una confrontación entre Rafael Acosta «Juanito» y el partido que lo postuló, el PT DF, encabezado por Arturo López Cándido, comisionado (Secretario General) de ese organismo político en la capital de México y quién ha sido electo recientemente como Diputado del Congreso de la misma ciudad. Estos medios han tratado de reducir el asunto a la negociación de quiénes serán los funcionarios que encabezarán esa parte importante de la ciudad de México. Dirigentes de izquierda han mencionado que es una estrategia para dividirlos, aislar a Juanito y dejar el campo libre a los candidatos del PRI, quienes han visto crecer su influencia ultimamente. “Juanito” hizo un acuerdo controversial con Andrés Manuel López Obrador, para asumir el cargo y abdicar a favor de Clara Brugada, una dirigente perredista proveniente de la corriente de Nueva Izquierda, conocida en México popularmente como «Los Chuchos» y recientemente adscrita a la corriente de Obrador, que es Izquierda Unida. Sin embargo, “Juanito” ha pedido que en base a la alianza política que se hizo y a la importante participación del Partido del Trabajo del Distrito Federal, y de su grupo ciudadano de apoyo, exige que la demarcación se gobierne en alianza, ya que así fue ganada.

Rafael Acosta declaró ayer que él ya se decidió a mantenerse como delegado y que no renunciará al puesto para el que fue electo, dado que el grupo de la ex candidata Clara Brugada rechazó a tiempo a dar concesiones a la alianza formada con él mismo, el PT DF y grupos ciudadanos. Juanito denunció amenazas de muerte provenientes de presuntos simpatizantes de Brugada y Obrador, incluso dentro de la propia basílica de Guadalupe, principal santuario católico del mundo. Se ha quejado de ninguneo y trato irrespetuoso de parte del grupo de Brugada-Obrador. El miércoles 9 hizo una declaración sorprendente: «a López Obrador no lo reconozco, para mí ya no es el presidente legítimo como yo lo consideraba antes, porque no he recibido apoyo por parte de él».

El grupo de Obrador ha rechazado compartir el gobierno y algunos miembros del Partido del Trabajo  han señalado que ellos no piden compartir el poder y desean cumplir los acuerdos convenidos. El PAN y el PRI, partidos conservadores, parecen disfrutar de estas contradicciones entre la izquierda. Sin embargo, nadie ha explicado cómo es que se convocó al electorado apoyar la plataforma de dos partidos: el PT y el PRD y no se garantiza que ambos ejecuten las promesas que hicieron a la ciudadanía.

“Juanito” ha exigido que se gobierne en alianza y manifestado que él estuvo dispuesto a ceder el cargo si se respetaban sus demandas en beneficio del pueblo pobre de Iztapalapa, y además ha exigido como garantía que su equipo de trabajo encabece, junto con miembros del Partido del Trabajo del Distrito Federal, la mitad de la Delegación para garantizar se cumplan las promesas que él hizo al pueblo, y no solamente las que hizo a los políticos.

Mientras Juanito ha sido defendido por el Comisionado del Partido del Trabajo en el Distrito Federal (el diputado Arturo López Cándido), ha recibido fuertes críticas de la derecha y de sectores del Partido de la Revolución Democrática, principalmente del grupo de Obrador, e incluso de algunos dirigentes del Partido del Trabajo (nacional). Arturo López Cándido, aunque ha tenido algunas diferencias menores con Juanito, además de haberlo postulado y apoyado desde un principio, ha exigido que se le respete como persona y aclaró que “Juanito”, “no es enemigo del partido, sino un compañero» y pidió, que «se le tenga paciencia y se confíe en él» y considera que si se le respeta, escucha y da la oportunidad a Juanito, éste cumplirá sus compromisos. No obstante, Clara Bugada, quien originalmente se pensó que reemplazaría a “Juanito”, se niega a conceder nada y hasta a responder, además de que hasta ahora no se ha deslindado claramente de las amenazas, lo que desde el principio ha generado dudas sobre su verdadero liderazgo, hasta ocasionar la molestia del dirigente nacional del Partido del Trabajo, Alberto Anaya, quien a pesar de ser conocido como tolerante y conciliador, declaró la semana pasada respecto a la situación de las negociaciones con Clara Brugada que: «no hemos tenido la gran distinción de que nos visite”, y sugirió que “le caerían bien dos cápsulas de modestia y de sentido común antes de su comida».

Este hecho político es insólito, dado que revela un aspecto poco conocido del grupo de Obrador, que aparece hoy ante la opinión pública como arrogante, prepotente y agresivo, tratando de obtener todo a cambio de nada, de borrar las promesas electorales y reducir las alianzas políticas bajo una exigencia de subyugación total, dándole al PT un trato inferior al de una «tribu» (corriente política interna) del PRD, con las que normalmente acuerdan porcentajes entre ellas para compartir el gobierno. En este caso es obvio el trato desigual contra los otros dos partidos minoritarios de izquierda que acompañan al PRD en la alianza del FAP (Frente Amplio Progresista): el PT y Convergencia. Se han publicado una gran cantidad de comentarios críticos sobre el tema en los diarios mexicanos con ediciones en Internet.

Hay una falta de lógica en la crítica contra la exigencia de Juanito de solicitar espacios a Clara Brugada para los funcionarios de la alianza de la cual forma parte. «Juanito» solicita el 50% y los demás grupos políticos lo acusan de tener pretensión y ambición por los puestos; pero el grupo de Obrador y los partidos de derecha en México no se autocritican en absoluto al exigir el 100% de los mismos, lo que acusa falta de equidad y sinceridad. De esa manera queda claro que aquellos que lo critican lo hacen con el fin de satisfacer intereses oscuros en la zona de sus grupos de interés.

Ha habido un claro intento de distintas fuerzas derechistas del país por desplazar del proceso a Arturo López Cándido del PT DF, el dirigente que hizo crecer inusitadamente al Partido del Trabajo, de izquierda, y prácticamente el único defensor y aliado de ”Juanito” y uno de los pocos que han generado propuestas para la solución del conflicto. Estas fuerzas oscuras han hecho intentonas por desarrollar actividades que sustituyan la estructura del PT DF, dejando de lado el trabajo de las distintas alianzas verdaderas que le han llevado al triunfo electoral, mediático y social.

La desición de “Juanito” de dirigir la demarcación y responsabilizarse de las posibles inconsistencias en la administración pasada y futura, le podría acarrear una incierta responsabilidad legal y riesgo. Si “Juanito” no tiene claro el valor de su alianza con el partido que lo postuló, situación que han buscado con descaro los medios de difusión de derecha en México, “amarrando navajas” para debilitar la fortaleza de sus alianzas, se arriesga a que una Asamblea (Congreso) hostil lo pueda destituir, bloquear sus financiamientos y hasta eventualmente procesarlo legalmente por posibles errores administrativos graves, propios o heredados. Juanito necesita de la gobernabilidad que sólo le puede dar la alianza con el PT DF que lo postuló, algunos sectores del PRD, trabajadores y funcionarios menores de la Delegación y las distintas fuerzas sociales aliadas. Quizá las injustificables amenazas provenientes de presuntos simpatizantes del grupo de Brugada han orillado a Juanito a tomar desiciones fuera de contexto; ya que una alianza con el PAN, partido del presidente Calderón, crearía otro capitulo inusitado o tragicómico en esta telenovela política; pero también un rechazo profundo del electorado de izquierda que lo llevó al triunfo, lo que acabaría con su popularidad sin remedio. Sin duda a «Juanito», le convendría recuperar el apoyo de quienes lo llevaron al poder, electores y partidos, principalmente el PT DF, pues son su mejor garantía de interlocución, gobernabilidad, crecimiento, lealtad, compromiso y fuerza social de respaldo a su gestión. Por otra parte, a todos nos gustaría ver más equidad y respeto entre la izquierda mexicana.

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