México: Continúa el rechazo a la impopular «Supervía» de la capital

LA SUPERVÍA (2ª. Parte)
Por José Luis Hernández Jiménez
 
No sé a ustedes, estimados cuatro o cinco lectores (as), pero a mí me pareció correcto que el carnal Marcelo, Jefe de Gobierno del DF, haya rectificado en lo que parecía una necedad de su parte: la construcción de un tranvía en el mero Centro Histórico de la capital del país.
Después de argumentar contra propios y extraños que ese transporte era lo que los chilangos requeríamos y que por sus calzonzotes, la obra se iba a realizar, de repente entró en razón y dijo que pensándolo bien, tomando en cuenta que el boleto iba a costar 14 pesos por pasajero y, sobre todo, por incosteable, el tranvía no iba y que, por lo tanto, “por ahora” aclaró, se declaraba desierta la licitación.
Lo cierto es que, el clamor de un montón de gente, de esa que le dicen intelectuales, que le estaba jalando las orejas al carnal Marcelo y el sentido común, fue lo que, finalmente, se impuso. ¿Qué caso tiene echar a andar un tranvía, tan caro, en una zona  (situación rara en la ciudad) en la que, lo que abunda es el transporte público y particular? Bien, va una de cal por muchas que van de arena.
Una de éstas últimas, “de arena”, por cierto, es la llamada Supervía.
Le llaman Supervía no porque por allí vaya a pasar super Marcelo, sino porque es una vialidad nueva, bastante larga, pues tendrá más de 5 kilómetros de longitud, la mitad túneles y como un kilómetro de puentes. Dicen que costará, 4,800 millones de pesos, pagados por la iniciativa privada (y que luego pagarán los que pasen por ahí, por concepto de “peaje”). Y, de hecho, ya empezó a construirse al poniente de la Ciudad de México; situación que trae de cabeza y de malas a algunos miles de habitantes de tres Delegaciones, Cuajimalpa de Morelos, Magdalena Contreras y Álvaro Obregón, muchos de los cuales han tenido que dejar sus actuales viviendas para irse con todo y chivas, a otro lugar.
Cuando estuve por ahí, un grupo de personas, crispadas de coraje, decían su sentir sobre dicha obra. ¿Les platico, mis estimados (as)? Va:
“Desde el 2008, el mal gobierno (sic) del DF anunció la construcción de esa obra y, desde entonces nos estamos oponiendo. El 11 de diciembre pasado (2009) se publicó, en la Gaceta Oficial, la Declaratoria de Necesidad, donde se da cuenta de tal construcción, que será concesionada al gran capital, desde su diseño, construcción, explotación y mantenimiento y que será una vialidad urbana de peaje, es decir, un negocio de la iniciativa privada.
Los días 6 y 7 de abril del 2010, en la misma publicación, apareció el decreto de expropiación de las propiedades que están dentro de cinco polígonos,…por los que pasarán túneles y puentes de dicha vía. El mismo día 6 de abril, a las siete de la mañana se presentaron en las viviendas afectadas, los enviados del gobierno del DF acompañados de granaderos, para notificar a los vecinos que tenían quince días para desalojar…
Desde el proyecto carretero (Contadero-Luis Cabrera y luego La Venta- Colegio Militar) del ex Presidente Carlos Salinas de Gortari, en 1991-92, en complicidad con el entonces Regente del DF, Manuel Camacho Solís y de su Secretario de Gobierno, Marcelo Ebrard,…empezaron a dar vida a dicho proyecto…que ahora éste retoma, aliado con el gran capital, a quien entrega la concesión de la supervía, para que la explote por treinta años, cobrando costos de peaje,…El propio Cárdenas, como Jefe de Gobierno del DF, desincorporó un gran predio, en la Álvaro Obregón, para entregarlo a particulares, para construir un desarrollo habitacional y dar paso al proyecto carretero. López Obrador también se pasó de lanza con sus obras viales, segundos pisos, pues cambió tierra por material de construcción a particulares,…  ”
En dicha visión, a esos vecinos no les falta razón pues la tal supervía es parte de un proyecto muy ambicioso. Esta es uno de tres tramos. Los otros dos son “la Vialidad Elevada Periférico Sur”, la “Vialidad Elevada Periférico Norte” (los famosos Segundos Pisos) y la multicitada vía cuyo nombre oficial es “Sistema Vial de Puentes, Túneles y Distribuidores Sur Poniente de la Ciudad de México”. Todo es parte del Proyecto “Autopista Urbana Querétaro – Toluca – Cuernavaca”.  
Claro que el GDF tiene su versión: que la obra es para agilizar el tráfico vehicular. Que todo va a mejorar. Que habrá menos contaminación y menos ruido. Que se repararán los daños causados. Que el entorno quedará bien chulo. Que la construcción de la obra solo durará del 1 de julio próximo al 30 de abril del 2012, o sea 22 meses, es decir, casi 700 días. Y, por lo tanto, que la obra va porque va.
Por cierto, en la página web de la Secretaria del Medio Ambiente, aparece la “Manifestación de Impacto Ambiental de…” dicha obra.
Ahí señala los principales efectos ambientales: Concentración local de partículas contaminantes; afectación (daño) de la capa edáfica (parte superior del suelo); aumento del grado de erosión, modificación de la topografía y morfología del suelo, generación de residuos de excavación, modificación de patrones de drenaje superficial natural y de escurrimientos, disminución de superficie de recarga de acuíferos, afectación (daño) de áreas verdes y ambientales, pérdida de hábitat, afectación (empeoramiento) temporal del flujo vehicular y de tiempo de desplazamiento y afectación (retiro) de 10,160 “individuos forestales” (árboles).
A mi no me gusta que quiten árboles, tan necesarios para mejorar la calidad de vida de cualquier comunidad; no me gusta, aunque digan que luego van a sembrar tres veces mas de los que retiren. Ya conozco los usos y costumbres de los gobiernos al respecto. Repudio que fomenten la contaminación. Y menos comparto su ofrecimiento de que con dicha obra se logrará que la velocidad vehicular sea de ¡60 kilómetros por hora! ¿Pues no que es para que el tráfico sea ágil?    
Aún así, dicha “Manifestación…” concluye que dicha obra “resulta factible desde el punto de vista ambiental”.
Quién sabe si el carnal Marcelo rectifique con la Supervía, como lo hizo en el caso del tranvía. Parece que no pues ante la multiplicación de manifestaciones en contra de dicha obra – ¡y ahora ya aparecieron también manifestaciones a favor, imagínense! – en el mismo zócalo capitalino, y la intervención de la propia Comisión de Derechos Humanos del DF, con una Recomendación al (ex, creo) carnal Marcelo, en su carácter de mero mero del GDF, en el sentido de que tal obra se detenga de inmediato para organizar una consulta a los vecinos y escuchar el sentir de la mayoría, don Ebrard gritó que ¡No!
Y respondió cual Regente de Hierro, o sea como lo hubiera hecho don Ernesto P. Uruchurtu, Regente del DF por allá de los sesentas: “…la obra no se detendrá pues ya está en curso y una suspensión traería juicios y perjuicios para la ciudad. No podemos hacerlo. Nadie esta obligado a lo imposible, porque legalmente ya es una obra en construcción, hay expropiaciones, indemnizaciones, actos jurídicos y una concesión dada”. Le faltó decir que está en juego su candidatura a la Presidencia y que ahora se amuelan.      
Y es que la construcción de obras, las que sean, en nuestra gran Ciudad de México, dada la anarquía en la que ha crecido, es como para tapar unos hoyos, pero…se destapan otros. Todo por poner primero los negocios, luego los automóviles y al último el bienestar de la gente. ¿No creen, mis estimados (as)?
Y repito anuncio: que ahora sí, (ya que cuando estaba programado, el 14, a última hora, lo suspendieron) el viernes 28 de enero, se instala el Primer Consejo Delegacional Ciudadano de Iztapalapa – y creo en las 16 Delegaciones. Ahí estarémos.    
      México D.F. a 26 de enero de 2011.
 
 
 
 
 
     

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