Discurso del Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez en la ONU sobre Palestina, Libia y Siria

Corresponde a esta Asamblea General ejercer todas sus facultades para
impedir que se desate una agresión militar contra Siria

Avisotv.- Presentamos aquí el discurso del Ministro de Relaciones Exteriores Bruno Rodríguez, durante el
debate general del 66 Período de Sesiones de la Asamblea General de la
ONU. Nueva York, 26 de septiembre del 2011

Señora Presidenta:

Me complace dar la bienvenida al Gobierno de Sudán del Sur como Estado
miembro de la Organización de las Naciones Unidas.

Me sumo al llamado de los líderes africanos a dar una respuesta
internacional urgente y efectiva a la hambruna en el Cuerno de África.

Señora Presidenta:

Mientras aquí deliberamos, transcurre en Libia otra “guerra
preventiva”, con el pretexto de “la protección de civiles”. Los
Estados Unidos y la OTAN, supuestamente para evitar una masacre,
atacaron militarmente a un Estado soberano, sin que mediara amenaza
alguna a la paz y la seguridad internacionales y desataron una
operación de “cambio de régimen”.

La OTAN impuso al Consejo de Seguridad una cuestionable resolución que
autorizó “a los Estados Miembros …a que, actuando a título nacional o
por conducto de organizaciones o acuerdos regionales.., adopten todas
las medidas necesarias, para proteger a los civiles y a las zonas
pobladas por civiles que estén bajo amenaza de ataque”.

Después, se produjo la violación de esta misma resolución, por parte
de la OTAN, para suministrar armamento, financiar a una parte y
desplegar personal operativo y diplomático en el terreno.

Ahora todos comprenden mejor qué es y para qué puede usarse la
“responsabilidad de proteger”.

En esta guerra, además del empleo de las tecnologías militares más
avanzadas y letales, los medios de comunicación han sido utilizados
como armas en combate por los emporios financiero-mediáticos que
lucran con la guerra y la reconstrucción como instrumentos anti-crisis.

Tan temprano como el 21 de febrero, el Comandante en Jefe Fidel
Castro Ruz, había advertido que la OTAN preparaba, de manera
inevitable, una guerra contra Libia. Desde entonces, fue infatigable
la defensa por Cuba, no de un gobierno, sino de un principio: es
inaceptable el asesinato de miles de personas inocentes con el dudoso
objetivo de proteger a otros civiles. La historia demuestra también
con elocuencia que la paz no puede imponerse por la guerra ni por la fuerza.

Sólo corresponde al pueblo libio determinar sus destinos, sin
intervención extranjera, en ejercicio del derecho a la
autodeterminación, a la independencia, a la soberanía sobre sus
recursos naturales y a la integridad de su territorio.

La intervención militar en Libia y la creciente amenaza a Siria han
sido las respuestas oportunistas y defensivas de Estados Unidos y
Europa al colapso de su sistema de dominación y saqueo en África Norte
y Medio Oriente, al surgimiento de movimientos genuinamente populares
en Túnez, Egipto y otros países; para asegurar grandes reservas de
petróleo, agua y confiscar activos financieros en tiempos de crisis
económica y social global.

Corresponde a esta Asamblea General ejercer todas sus facultades para
impedir que se desate una agresión militar contra Siria. La opinión
pública debe recibir información objetiva y expresarse contra la guerra.

Señora Presidenta:

El presidente Barack Obama, en sus amenazadores, engañosos y retóricos
discursos del 20 y 21 de septiembre pasados, proclamó lo ocurrido en
Libia como un nuevo modelo. Dijo que, y cito, “ésta es la manera en
que la comunidad internacional debe trabajar en el siglo XXI –más
naciones están asumiendo la responsabilidad y los costos del
enfrentamiento a los desafíos globales. De hecho, este es el verdadero
propósito de las Naciones Unidas. Por tanto, cada una de las naciones
representadas aquí hoy puede sentirse orgullosa de las vidas inocentes
que nosotros salvamos y de haber ayudado a los libios a recuperar su
país. Lo que se hizo, fue lo correcto”. Fin de la cita.

Por su parte, un alto funcionario de la Casa Blanca, escribe en la
revista Foreign Affairs que “la nueva estrategia de Estados Unidos es
más eficaz y menos costosa.., la del gobierno de Bush considera la
ocupación.., la de Obama es una liberación nacional… La estrategia de
la intervención militar en Libia podría aplicarse también en otros casos”.

Con todo cinismo, se alude a una agresión militar sin bajas, ni tropas
terrestres, cuyos costos recaen fundamentalmente en Europa. A la
desestabilización de un país mediante la subversión, las operaciones
encubiertas y las sanciones económicas se les llama “desarrollo de un
movimiento nacional”.

Este nuevo modelo de operaciones de “cambio de régimen” demuestra que
las actuales doctrinas militares de los Estados Unidos y de la OTAN
son aun más agresivas que las precedentes y que la llamada “periferia
euroatlántica” abarca al resto del planeta.

Nadie podría tener dudas de que América Latina y el Caribe están
incluidos en esta concepción. El redespliegue de la IV Flota, el
desarrollo de bases, fuerzas y medios militares norteamericanos para
intervenir en cualquier punto de la región; el golpe de estado contra
Venezuela del 2002 y luego el golpe petrolero; la sedición en Santa
Cruz en Bolivia, el golpe militar en Honduras y el intento de golpe en
Ecuador encajan perfectamente en la “nueva estrategia”.

¿Pueden hoy dar garantías Estados Unidos y la OTAN de que el uso de la
fuerza y este concepto de “cambio de régimen”, no es aplicable en el
caso de los países de la América Latina y el Caribe que no se sometan
a sus intereses? ¿Puede decir algo al respecto la Unión Europea? ¿Qué
harían las Naciones Unidas en esa eventual situación?

Señora Presidenta:

La debilidad de la economía global, en particular la de Estados Unidos
y Europa, sigue mostrando que la crisis iniciada en el año 2008 no ha
sido superada.

En los países desarrollados, el peso terrible de sus consecuencias se
descarga sobre los trabajadores, los desempleados, los inmigrantes y
los pobres, a quienes se reprime brutalmente cuando defienden
pacíficamente sus derechos.

Los países del Sur, siempre expoliados, padecemos las distorsiones de
un orden económico mundial que excluye nuestros intereses legítimos.
Sufrimos el impacto terrible del proteccionismo y del sostenido
incremento de los precios de los alimentos y los hidrocarburos. Las
poblaciones de muchos países en desarrollo son víctimas del
agotamiento del modelo económico neoliberal y de sus secuelas de
saqueo y exclusión. Las consecuencias sociales y políticas se sienten
en todos los continentes.

Señora Presidenta:

En las circunstancias de una crisis económica global y del agotamiento
de los recursos naturales del planeta, ¿Cuál será la respuesta de las
fuerzas extremistas de derecha que están o lleguen al poder como
resultado del castigo y la desesperanza de los electores?

Frente al creciente y universal peligro de la guerra, de un nuevo
reparto del mundo y del cambio climático, ¿podremos actuar unidos los
países del Sur como condición indispensable para salvarnos?

Ante tantos y serios peligros, América Latina y el Caribe, la de
Bolívar y Martí, se integra, resuelta a hacer lo que ellos dejaron sin
terminar. No se podrá dividirnos ni enfrentarnos.

El ALBA es un pequeño pero moralmente poderoso haz de pueblos y la
nueva Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños es un hecho.
Toda la fuerza de los Andes se expresará pronto en una Cumbre que será
un parto histórico en Caracas, el epicentro de la independencia
americana, donde un pueblo bolivariano ha conquistado el poder y un
líder continental, el Presidente Hugo Chávez Frías, se agiganta.

Más que nunca, hay que defender a las Naciones Unidas, pero el mayor
desafío es convertirlas en una organización que sirva a los intereses
legítimos de todos las Estados, en vez de a las arbitrariedades y
abusos de unos pocos países ricos y poderosos. Hay que hacer
prevalecer el Derecho Internacional y los Propósitos y Principios de
la Carta ante la fuerza bruta que intenta barrerlos.

Es necesario restablecer el papel rector de esta Asamblea y refundar
el Consejo de Seguridad.

Señora Presidenta:

La Asamblea General tiene la ineludible obligación moral, política y
jurídica de garantizar el reconocimiento de un Estado palestino
independiente, en las fronteras anteriores a 1967 y con capital en
Jerusalén Oriental, como Miembro pleno de la Organización de las
Naciones Unidas.

Debe hacerlo con o sin el Consejo de Seguridad, con veto
norteamericano o sin él, con o sin nuevas negociaciones de paz.

Si se reconoce el derecho inalienable del pueblo palestino a la
independencia, la soberanía y la autodeterminación; si se reconoce que
hay que restablecer el ejercicio de los derechos humanos de los
palestinos; si se acepta que el bloqueo a Gaza, la coerción económica,
y la segregación que simboliza el infame muro, son crímenes; si el
sometimiento de una nación a condiciones que amenazan su existencia
tipifica como genocidio, si es que los Estados Miembros deben adoptar
todas las medidas lícitas a su alcance para garantizar la protección
de los civiles palestinos, la Asamblea General debe actuar ahora.

Cuba, de la que es parte una pequeña comunidad hebrea, condena
asimismo la injusticia histórica del antisemitismo, el crimen contra
la Humanidad que fue el Holocausto y reconoce también el derecho del
Estado de Israel a su existencia. Nuestro pueblo sólo alberga
sentimientos de fraternidad hacia el pueblo israelita también víctima
de este conflicto.
Igual proclama que Estados Unidos tiene la obligación moral, política
y jurídica de cesar el veto continuo a las resoluciones del Consejo de
Seguridad destinadas a proteger a los civiles palestinos.

La Unión Europea debiera oponerse a ese veto y abstenerse de apoyar al
imperio en la presión brutal que ejerce sobre los Miembros de esta
Asamblea y del propio Consejo. Debiera Europa denunciar también,
porque es cierto y justo, que esos crímenes no estarían ocurriendo sin
el suministro militar, el sostén financiero y la impunidad que Estados
Unidos garantiza al gobierno de Israel.

Señora Presidenta:

El 11 de septiembre del 2001, los cubanos compartimos el dolor del
pueblo norteamericano ante aquellos atroces actos terroristas y le
ofrecimos solidaridad, aliento y cooperación desinteresada. Como
siempre, Cuba se expresó entonces, con meridiana claridad, contra el
terrorismo y contra la guerra.

Diez años después, el mundo es aún más inseguro porque, en vez de
convertir el consenso mundial contra el terrorismo en un sistema de
cooperación internacional para hacerle frente, los Estados Unidos han
invadido y ocupado a Iraq y Afganistán, provocado la muerte de cientos
de miles de personas y el sufrimiento de decenas de millones.

No pudo ocultarse el uso del engaño, la tortura, los asesinatos o
ejecuciones extrajudiciales, la desaparición de personas, las
detenciones arbitrarias, los vuelos y las cárceles secretas de la CIA
en Europa y otras regiones.

El gobierno de Estados Unidos ofende la memoria de las víctimas del 11
de septiembre, cuando mantiene en prolongado e inhumano
encarcelamiento a los cinco luchadores antiterroristas cubanos,
condenados injustamente a penas de máxima severidad, en procesos
judiciales espurios, por buscar información sobre la actividad
terrorista de grupos que han operado con absoluta impunidad, desde
territorio norteamericano, contra Cuba y provocado la muerte o
discapacidad de 5577 de nuestros ciudadanos.

Insto respetuosamente, una vez más, al Presidente Obama a que use sus
facultades para ponerlos en libertad como acto de justicia o gesto
humanitario que sería apreciado profundamente por sus hijos, esposas,
madres, padres y por todo nuestro pueblo.

Señora Presidenta:

El gobierno cubano reitera su disposición e interés en avanzar hacia
la normalización de relaciones con los Estados Unidos. Reitero hoy la
propuesta de iniciar un diálogo dirigido a la solución de los
problemas bilaterales, incluidos los asuntos humanitarios, igual que
la oferta de negociar acuerdos de cooperación contra el narcotráfico,
el terrorismo, el tráfico de personas, los desastres naturales y la
protección del medio ambiente, incluso frente a derrames de petróleo
como el ocurrido en la plataforma de la British Petroleum, en el Golfo
de México.

Sabemos, sin embargo, que la carrera electoral ya ha comenzado en este
país, mientras la economía se agrava.

El bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba se
intensifica y alcanza ya daños acumulados por 975 miles de millones de
dólares, al valor actual del oro. El intento de subvertir el orden
constitucional elegido libremente por los cubanos se acentúa.

Aumenta la presión de la ultraderecha y de la mafia de origen cubano
para revertir las mínimas acciones adoptadas por el gobierno
norteamericano que favorecen, en alguna medida, los vínculos de la
emigración cubana con su Nación y los intercambios entre ambos pueblos.

En Cuba, el presidente Raúl Castro Ruz ha reiterado que continuaremos
cambiando, de manera soberana, todo lo que deba ser cambiado, para
hacer más eficiente nuestra economía y mejor nuestro socialismo. Para
“conquistar toda la justicia” y preservar plena toda nuestra independencia.

Como quería Martí, “antes que cejar en el empeño de hacer libre y
próspera a la Patria, se unirá el mar del Sur al mar del Norte y
nacerá una serpiente de un huevo de águila”.

Muchas gracias.

Esta entrada ha sido publicada en Aviso Urgente! y etiquetada como , , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *