Prisma Tlacotal: El Imaginario del Pacto y la pseudo representatividad de algunos interlocutores

Prisma Tlacotal: El Imaginario del Pacto y la pseudo representatividad de algunos interlocutores

Por José Tlatelpas

Paradójica situación en el presente político de México: Un expriísta encabeza Morena, anunciada como el grupo «radical» de la izquierda oficial; el PRD restante se declara en los hechos y a veces en las palabras como una izquierda pseudo democrática y neomonárquica, y cuando quiere verse mejor, socialdemócrata y perpetua. El presidente Peña Nieto convoca a un inusitado pacto de unidad asumiendo un liderazgo pocas veces visto en la tristísima historia de los partidos políticos mexicanos. Con esto deja ver como enanos a los esquiroles y comparsas que le sirvieron al PRI desde los otros partidos y quienes quienes menospreciaron su inteligencia. El PRD está en la bahía de la moderación o la derecha respecto al PRI, conocido por su negra historia de autoritarismo, corrupción y antidemocracia. El PAN perdido en su arrogancia y oscuras complicidades. Los demás, cuestionandose si en realidad existen. Otra ironía, mientras el PRD y los partiditos títeres desaparecieron sus carteras de cultura y derechos humanos y en la práctica se alejaron de movimientos sociales como el del 68, Peña Nieto reivindicó, al menos en palabra, el movimiento estudiantil del 68 y el sacrificio de la izquierda radical que, reconoció, ayudó a fundamentar los avances democráticos del país. Sin embargo en el gabinete se encuentran personajes de tristísimo prestigio y al pacto no han sido invitados los movimientos sociales ni la izquierda real sino las cúpulas de partidos divididos que ya no representan ni a sus partidos, ni a las mayorías, ni a los intereses de la nación. Por ello, el porvenir del pacto es incierto toda vez que aun le faltan elementos para ser un pacto social del nivel que se quiera, si se llega a querer, y no un simple acuerdo parlamentario por encima de un mutuo respeto social entre las clases, las ideas y los imaginarios nacionales. De cualquier manera en el pacto se les olvidó la cultura, el arte y ninguna de las partes implicadas parecen entenderlo, encasilladas en su limitada dinámica electorialista y en su visión de funcionarios-administradores-caciques vitalicios. Realmente es sorprendente y paradójica la situación que vemos; pero refleja los verdaderos rostros de todos los actores y los grandes retos que conlleva intentar un pacto nacional en la atribulada nación mexicana.

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