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Comandante Fausto Trejo
(Poema por Carmen Zenil)
Aquí se queda la clara
la entrañable transparencia
de tu querida presencia.
Carlos Puebla
I
Como el árbol de la vida
tu sombra gallarda surge
desde esta tierra que te abraza.
¡Qué haremos con tanta memoria!
Tus palabras ramifican un horizonte.
Nacemos de tu vena de madera
en la extremidad de tus tallos
hojas que fecundan la madurez del tiempo.
Señalaste la verdad
para romper los barrotes
no pudieron detener tu acción
y exiliaron tu lucha
para alejar tu razón de los jóvenes
intentaron desterrar tu muerte
para que nadie se reuniera con tu protesta
pero volviste convencido
sin titubear tus labios
para denunciar con más furia
por amor revolucionario –como hablaste con el Che–
y te quedaste para ser el andante de los pueblos
y en ellos te reflejas para no irte nunca.
Hoy nos hace falta tu voz
tu figura resuelta empuñando su discurso
que resquebraja el tiempo a través del aire.
Nos hace falta tu sonrisa tan hermana y tu ternura
cuando llega la poesía y el canto.
Nos hace falta tu paso infinito
con tus ojos firmes y decididos a combatir.
Te vamos a buscar hasta sentirte
seremos lo que tenemos que ser.
En ese deber cumplido
te hablaremos de cerca todos los días
te unirás a nuestra mano
para que seamos puño fuerte.
II
No condeno al olvido tu infinita existencia
No dejo. No siento. No quiero.
Nada que signifique despedirte.
Dejo a mi memoria este dolor y cada lágrima
como una huella que me llevará a ti
para traducirme en fuerza y poesía
cuando más quiera vivir mi destino
y encontrar esa senda que labraste
con trabajo campesino.
Llevo en estas horas tu palabra como cielo
con la humedad de la noche
como testimonio del triunfo sobre la muerte.
Ya no dejas tu arenga en salones, auditorios y plazas
hoy nos convoca tu pasión
a campo abierto en todo momento.
Ésa es tu presencia ahora
otro camino para continuar juntos.
III
Cuando la noche se condensa
y el peso del silencio pide perdón,
viene el verso sanguíneo.
Contemplo el polvo
que arrulla esta madera
respira el reloj
y sé que tu esencia quiere ser nombrada.
Tu nombre embellece a la muerte.
Detrás de tu mirada inquebrantable está aquella sonrisa
que sólo tienen los que están en el escalón más alto de la especie humana.
Tú, ahora te unes a esa alegría
y en esa gran humanidad que abraza tu féretro
nos decimos tus hijos
como una promesa de vida y muerte
y nos llevas a todos en un manto
con los colores del pueblo.
No voy a mentir con esta felicidad.
Te voy a llorar siempre
porque tú no te cansaste de cumplir.
No lo hago por sufrimiento que sumerge y debilita
el llanto es grito que vence
mar pausado
se detiene y fluye en nuestros ojos
es como el viento que envuelve a la libertad en su cuerpo
y nadie puede verla…
sólo podemos sentir… sentimos.
Te siento en el grito interno
que no termina el curso de tu vida
comandante del amor revolucionario
Fausto Trejo.
Yo quiero que a mí me entierren
como a mis antepasados
en el vientre oscuro y fresco
de una vasija de barro.
Yo quiero que a mí me entierren
como a un revolucionario
envuelto en banderas rojas
y con mi fusil al lado.
Maestro,
tu muerte nos dice que hay que mirar de frente
y convertir nuestro destino en camino
aquí y ahora
el después no pertenece a esta tierra
a esta realidad que agoniza
y nos espera todos los días para ser transformada
arrebatada de las manos que no les importa asesinarla
torturarla por más siglos.
No hay frío esta madrugada
te damos lo que amamos
te ofrendamos desde nuestra trinchera.
No le fallaremos a nuestra patria del mundo.
Continuaremos el sueño que compartimos
en tantos escenarios:
un mundo más digno de ser vivido.
Papi, tú corazón y el mío son uno mismo.
Al Dr. Fausto Trejo Fuentes
Para un amigo muerto
Por Efrén Romero Acuña
Cuando un amigo se va,
Solo quedan los recuerdos,
Los momentos placenteros
Convivios de carnaval.
Y el duelo el alma fustiga
Por quien te brindo su mano
Y te vio como a un hermano,
Y te compartió su vida.
Aquel que al verte a los ojos
Sabía tu alegría o penar,
Y siempre dispuesto a dar
Para ti buenos consejos.
El que compartió sus sueños
Y que fuera tu gran socio,
Si fue bueno o mal negocio,
Se repartió ganancia y daños.
Si fueron cosas de amor,
Y causas colaterales,
Los apoyos a raudales,
Para obtener lo mejor.
Buen amigo adiós te digo,
Que el Dios que amaste despierto,
Hoy que yaces aquí muerto,
Te brinde en el cielo abrigo.
Quizás no pierdo un amigo,
Tal vez ya gane a un aliado
Que este al final a mi lado
Para mostrarme el camino.